Karen Díaz tiene 23 años, no estudia ni trabaja y vive en el barrio de Sant Roc de Badalona con su compañero y Lolo, su hijo de 2 años. Cuando en junio se acercó a la escuela Baldomer Solà para matricular en P3 al pequeño, que nunca había ido a la guardería y se había separado muy poco de ella, estaba un poco inquieta: “Mi miedo era imaginármelo en el aula llorando tanto que me lo tuvieran que mandar para casa”, recuerda. También le angustiaba pensar en la timidez de Lolo, en si sería capaz de hacer amigos y relacionarse, de expresarse…
Lo que no se esperaba es que en la escuela le propondrían una solución para llevar mejor la inquietud. Le sugirieron que apuntara a Lolo al servicio AP3 del Casal dels Infants, los martes y los jueves por la mañana. Allí encontraría a otras madres con hijos e hijas que en septiembre también entrarían a la escuela por primera vez, y contaría con el apoyo de dos educadoras. A Karen le pareció bien. Le dijeron que AP3 se haría allí mismo, en el aula de la escuela Baldomer Solà, así que Lolo se iría acostumbrando a sus espacios.
Un mes más tarde, Lolo juega sobre la alfombra de juegos infantiles de AP3 con Eva, educadora del servicio junto con Marina, bien cerca de otros niños y niñas. Mientras, a una distancia que antes era inimaginable, Karen, un poco más tranquila, explica cómo han sido las dos primeras semanas del servicio: “Las educadoras me están ayudando a conseguir que Lolo hable y juegue más con otros niños, a lograr que no sea tan tímido”.
Karen Díaz, participante de AP3 Sant Roc: “Las educadoras me están ayudando a conseguir que Lolo hable y juegue más con otros niños, a lograr que no sea tan tímido”
El servicio está pensado precisamente para madres noveles como Karen, con criaturas que no han ido a la guardería y no saben qué es separarse de sus padres, seguir los horarios y las dinámicas de un aula, relacionarse con un grupo de compañeros ni tener una persona adulta ajena a la familia como referente. Sin embargo, también hay madres con hijos mayores que ya han vivido la transición a la escuela y que al tener otra criatura menor de tres año también tienen motivos para participar en AP3: “Por un lado, pueden ser un ejemplo y un apoyo para las familias menos experimentadas, pero también les va bien ponerse al día con rutinas de la crianza que daban por buenas y que conviene repasar”, explica Eva.
Acompañar desde el respeto
Aconsejar a las familias con palabras es muy fácil, pero asumir su rol en el día a día, especialmente en el caso de las madres, es mucho más complicado. “Nos dirigimos a ellas desde el respeto y sin juzgarlas, porque sabemos que su vida cotidian es complicada”, comenta Marina. Un ejemplo claro es el de la exposición a las pantallas: “Cuando comentamos a las madres que no conviene que los niños y niñas pasen mucho rato ante el móvil o la tele, ellas ya son conscientes que estos no es bueno para los pequeños e intentan evitarlo. Pero a menudo no encuentran alternativas, porque mientras se encargan de las cargas del hogar necesitan tenerlos distraídos”. Donde sí que insisten más Marina y Eva es en intentar que no sobreprotejan ni infantilicen a los pequeños y pequeñas más de la cuenta. Para que vayan desarrollando el lenguaje, por ejemplo, deben acostumbrarse a decir las cosas por su nombre en lugar de señalarlas o usar onomatopeyas.
Involucración en la escuela
AP3 es solo un intensivo de corta duración para superar el vértigo de empezar la escuela. Pero, justamente para hacer el proceso más llevadero, tendrá continuidad en septiembre. Eva y Marina harán un seguimiento de cómo se han adaptado los niños y niñas y sus familias al nuevo curso, y si siguen necesitando algún tipo de apoyo las derivarán al servicio más adecuado. Algunos de los niños y niñas, por ejemplo, podrían acabar participando en el Casal Obert Infantil de Sant Roc del Casal dels Infants, realizando actividades educativas y de ocio por las tardes.
Eva Garcia, educadora de AP3 Sant Roc: “Las familias deben ser conscientes de la importancia de la escuela e involucrarse en ella”
Más allá de septiembre y al margen de la etapa de 0 a 3 años, la mirada del servicio es a mucho más largo plazo. Los barrios del sur de Badalona siguen registrando un 40% de absentismo escolar en Primaria y un 60% en Secundaria. Así mismo, la escolarización de los niños y niñas menores de 3 años es sólo del 23%, un 8% si nos fijamos en las guarderías municipales. Ese necesario, pues, que las familias entiendan e interioricen la importancia de la escuela en el desarrollo de sus niños y niñas: “A partir de este próximo curso, el Baldomer Solà será un instituto escuela. Esto quiere decir que estos niños y niñas realizarán todo el itinerario escolar en este centro, que de aquí obtendrán la mayor parte de sus conocimientos y competencias, desde que lleguen al aula de P3 hasta que acaben la ESO con 16 años. Sus familias tienen que ser conscientes de ello e involucrarse en el proceso”, concluye Eva.