De jefe de cocina al paro en solo unos días, con una hija de 2 años a cargo. Así es como la pandemia cambió la vida de Jonatan Díaz, que tiene 27 años y pronto hará tres que llegó de Argentina. Bueno, la pandemia y el hecho de no tener el permiso de residencia y trabajo, lo que facilitó que lo echaran del restaurante donde trabajaba en negro. “Hasta entonces, llevaba una vida normal, y por primera vez tuve que recurrir a los servicios sociales”.
En Catalunya la gente joven ha concentrado casi la mitad de la destrucción de puestos de trabaja en el último año. La tasa de paro juvenil subió hasta el 27% a finales de 2020 (en diciembre de 2019 era del 19,5%), pero si nos fijamos en los jóvenes extranjeros, hoy el 40% no tiene trabajo (el doble que hace un año). Esta realidad nos ha llevado a pedir un plan de choque contra el paro juvenil como uno de los puntos de nuestro documento de medidas prioritarias que reclamamos que adopte el Parlament de Catalunya en la próxima legislatura.
Jonatan Díaz: “Hasta la pandemia, llevaba una vida normal, y por primera vez tuve que recurrir a los servicios sociales”
Cuando Jonatan se quedó en el paro, los servicios sociales le hablaron de la formación en Asistente Personal que ofrecemos conjuntamente el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, la Fundació ECOM y el Casal dels Infants. Se inscribió, y así pasó a ser uno de los más de 130 jóvenes que han participado en este itinerario formativo desde que se creó en 2014.
“Un asistente personal vendría a ser las piernas y los brazos de una persona con diversidad funcional, y también alguien que puede hacer que la vida de estas personas sea más autónoma”, explica Jonatan, ahora que ya ha acabado el curso. En plena pandemia, su testimonio contrasta con la idea generalizada que los jóvenes no se preocupan de la salud de los demás: “La formación nos ha enseñado a no mirar a los demás de reojo o con lástima, sino a tener un poco más de empatía. Ha sido una lección de vida, y me gusta la idea de sentirme útil ayudando a otras personas”, añade.
Jonatan Díaz: “La formación nos ha enseñado a no mirar a los demás de reojo o con lástima, sino a tener un poco más de empatía.
Ahora la formación vuelve a arrancar con una nueva edición, esta vez en el marco del programa de Formación e Inserción Laboral (FIL) y con el nombre de “Superando barreras”. Este año se dirige específicamente a jóvenes en situación administrativa irregular, dado que es uno de los colectivos con más obstáculos para seguir un itinerario formativo y de inserción laboral.
Tendrá 250 horas lectivas semipresenciales, durará hasta la primera semana de mayo y formará a 15 jóvenes. Este mismo curso se hará otra edición, que dará inició la última semana de mayo y se alargará hasta la última de julio. En otros años el alumnado había realizado prácticas en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, pero ahora mismo la pandemia no lo permite.
El contenido está dividido en tres ejes: 80 horas de competencias transversales (lengua catalana, conocimientos del entorno, el mercado laboral y los derechos laborales y nociones de herramientas TIC); 150 horas de formación técnica en asistente personal (impartida por la Fundación ECOM y el equipo de terapeutas ocupacionales del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau) y 30 horas de recursos para la inserción laboral. Nuestro espacio de taller formativo del Raval, en el número 21 de la calle de la Junta de Comerç, se ha adaptado y contará con dos camillas para poner en práctica ejercicios propios de un asistente personal.
El obstáculo de los papeles
“Son muchas las piedras en el camino que nos encontramos para conseguir los papeles”, explica Jonatan. En su caso, como su hija nació en Barcleona y tiene la nacionalidad española, puede solicitar el permiso de residencia por arraigo familiar. Aun así, topa con la lentitud y las zancadillas de los trámites administrativos. Uno de los documentos que debe presentar es un certificado de antecedentes penales que demuestre que no delinquió en Argentina en los cinco años previos a su llegada al Estado español. Este certificado, sin embargo, caduca a los tres meses: “Lo tramité, lo recibí al cabo de un mes y cuando conseguí cita con el abogado de oficio ya me había caducado”.
Jonatan Díaz: “Recibí mi certificado de antecedentes penales de Argentina, pero tienen una validez de tres meses, y cuando conesguí cita con el abogado de oficio ya había caducado”
También le reclaman demostrar que está empadronado con su hija, pero la niña está empadronada en el domicilio de su expareja: “Su madre y yo tenemos una buena relación, entre los dos nos hacemos cargo de la niña. No soy un padre que desatienda a su hija, he llegado a hacer 20 kilómetros en bici para llevarla a la guardería. Que no estemos empadronados juntos no debería impedir que yo tramite el permiso de residencia por arraigo familiar”.
Mientas este embrollo administrativo injusto no se resuelve, las consecuencias de no tener papeles para Jonatan van más allá de de haber perdido el trabajo. “Estoy viviendo en una habitación, con todas mis cosas, juguetes de mi hija… y viviendo con un extraño. Que alguien me contrate irregularmente es difícil, porque se expone a una mula”. Por todo ello, pide un trato distinto para la gente migrada: “Si alguien cambia de país es porque quiere otra cosa mejor para su vida, y no venir a pasarla peor. Somos todos seres humanos, y estaría bien que no se nos complicase tanto tener una vida como la que todos merecemos”.
¿Qué puedes hacer tú para que sigamos apoyando a jóvenes en situación de vulnerabilidad?
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