Anwar, que tiene17 años y llegó a Catalunya con 15, entraba al Casal dels Infants por primera vez una maña de septiembre del año pasado. En el local del número 16 de la calle de la Junta de Comerç, en el Raval, se encontró a muchos otros jóvenes: era una de las jornadas de pruebas de selección para entrar en el Programa de Formación e Inserción Laboral. Aquel día el equipo educativo le dijo lo que él ya sabía: que su nivel de castellano era todavía muy bajo como para empezar uno de los programas para encontrar trabajo. Pero había valido la pena hacer el camino desde Vilanova del Camí, donde entonces compartía piso con otros jóvenes bajo la tutela de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA).
Había valido la pena porque ese mismo día se apuntó al Prepara’t, una formación dirigida a jóvenes de 16 a 25 años que quieren mejorar su ocupabilidad trabajando las competencias transversales. Esto no solo implica dominar las lenguas, sino que incluye reforzar la motivación, la responsabilidad, el trabajo en equipo, la tolerancia, la frustración… También les ofrece recursos para encara los procesos de selección de trabajo, principalmente escribir el currículum y la carta de presentación, conocer los canales para buscar ofertas y preparar una entrevista laboral.
Durante todo el primer trimestre del curso Anwar se dedicó a hacer clases de competencias transversales por las mañanas y de lenguas por las tardes —castellano los lunes y los miércoles y catalán los martes y jueves—. Cuando en enero se volvió a presentar a la nueva convocatoria de pruebas de selección para el Programa de Formación e Inserción Laboral, las cosas habían cambiado: “Las superé, ya hora estoy haciendo la formación en Ayudante de Camarero”, explica. “El 4 de abril empezaré a hacer prácticas en una empresa, pronto sabré en cual”, añade ilusionado. Mientras tanto, seguirá haciendo clases de castellano en el grupo avanzado. Su profesora es Pilar, que es arquitecta y hace unos meses que es voluntaria del Prepara’t.
Hoy toca clase de catalán, sin embargo. Y en el aula está Jaume, periodista y también voluntario, que trabaja con los jóvenes el vocabulario de las relaciones familiares en catalán. Uno de sus alumnos ha salido a la pizarra para tratar de completar dos de las seis letras de una palabra. Entre él y sus compañeros la acabarán sacando: “gendre” (yerno).
El chico de la pizarra es Khaliq, que tiene 16 años. Lleva dos en Barcelona y participa en ambos grupos de lenguas, el de castellano y el de catalán. En una pausa de la clase comenta alegre: “¡Claro que quiero aprender lenguas! ¿Cómo estudiaré y trabajaré, si no lo hago?”. También está haciendo la formación en carpintería que ofrece Prepara’t, y más adelante le gustaría hacer la de Ayudante de camarero, como Anwar.
Sacando la cabeza a otra aula encontramos al grupo de alfabetización, que hace clases con Hernán, también voluntario. Natalia, la educadora del Prepara’t, explica que los participantes de este grupo acaban de llegar a Catalunya y tienen que adquirir las competencias comunicativas más básicas, las primeras nociones de castellano para el día a día.
Del Prepara’t a la limpieza industrial
Volviendo al aula de catalán encontramos a Ioana, que tiene 26 años y es de Rumanía. Hace un año y medio que vive en Barcelona, y desde muy pronto empezó a participar en el Casal. Primero en el servicio maternoinfantil Vincles del RAval con su hijo Alin. El pequeño fue adquiriendo hábitos y conocimientos, y en un momento dado pudo empezar a ir a la guardería. Ioana aprovechó para hacer un paso importante para ella. Hacía muchos años que había dejado los estudios, en el equivalente a sexto de primaria en Rumanía, y quería prepararse para trabajar. “Se apuntó al Prepara’t, le puso muchas ganas y obtuvo el título. ¡Ahora lo tiene enmarcado en casa!, comenta Natalia con orgullo, mientras Ioana ríe.
Ioana no se detuvo. Con una base de competencias transversales adquirida, continuó su itinerario formativo en el Casal dels Infants en el servicio Rumb a la Feina. Concretamente, optó por la formación en Limpieza Industrial, que hoy sigue cursando. Ha podido empezar a especializarse en este sector con el apoyo de una empresa referente como Mullor, que ofrece a las participantes del Rumba a la feina sesiones teóricas y un período de prácticas con su equipo profesional. Aun y así, sigue apostando por las lenguas, ahora en la clase de catalán. “Con lo que he conseguido me siento mejor. Y las lenguas han sido importantes, me han dado seguridad. También practico fuera del aula, cuando tengo tiempo me pongo el 324 en casa”, explica.
Y con la misma energía que Iona, Khaliq y Anwar podemos escuchar hablar a Humam, que tiene 18 años y todavía no hace un año que llegó a Catalunya dejando atrás Tánger, la ciudad donde nació siendo el pequeño de ocho hermanos. También participa en el curso de catalán. Quiere estudiar un Programa de Formación Inicial (PFI) en electricidad, porque confía que así encontrará trabajo. O Sanara, que también hace catalán y tiene claro, a sus 21 años, que quiere trabajar haciéndose cargo de niños pequeños. O Rachida, la hermana de Samara, que tiene 32 y piensa más bien en hacer de camarera o en trabajos de limpieza. Todos ellos, vayan para donde vayan y cada uno a su ritmo, saben que tienen que formarse tanto como puedan, y que en el Casal tienen una buena oportunidad para hacerlo. “Primero toca estudiar, después esperamos que todo vaya bien. Adéu, gràcies!”, dice Humam despidiéndose cuando ya son las 17 h y la clase se ha acabado.