El equipo del Casal dels Infants está formado por más de 220 personas contratadas y cerca de 1.000 colaboradoras (la mayoría voluntarias y una parte en prácticas), que conjuntamente trabajamos de manera comprometida para que los niños, niñas, jóvenes y familias que acompañamos superen el riesgo de exclusión social.
Este año, se han unido en el equipo seis jóvenes, entre otras nuevas incorporaciones, gracias a una convocatoria del Programa Treball i Formació del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) para jóvenes tutelados y ex tutelados por la Administración de la Generalitat de Catalunya. El objetivo es facilitar experiencias profesionales a jóvenes que, por haber sido tutelados, parten de una situación de más vulnerabilidad. La intención es que estas oportunidades les faciliten itinerarios de inserción en el mercado laboral.
La población joven hace años que encadena crisis, se ha precarizado el mercado laboral y es difícil entrar sin experiencia previa. Según el Instituto de Estadística de Catalunya (IDESCAT), la tasa de desempleo entre jóvenes de los 16 a los 24 años es del 25,33%, es decir, una de cada cuatro jóvenes no tiene trabajo. La situación empeora si sumamos la vulnerabilidad de ser un o una joven ex tutelada, habiendo de asumir una emancipación temprana, con las responsabilidades que eso conlleva y sin una red de apoyo cercana que ayude a hacer la transición hacia la edad adulta.
Los y las seis jóvenes que ahora trabajan en el Casal empezaron a hacerlo el diciembre de 2021, y tienen un contrato a jornada completa durante 12 meses, un período en que también participan en acciones de formación a cargo del SOC. Además, cuentan con el acompañamiento de una referente dentro del Casal, quien les da apoyo, les guía y les facilita una mejor adaptación al puesto de trabajo y un refuerzo competencial. Estos y estas jóvenes desarrollan sus tareas en el barrio del Raval, en Salt y en Badalona, y en los departamentos de Gerencia y Finanzas, Servicios Generales, y Comunicación, incidencia y sensibilización.
Aymane Gharrafi y Sara Toboso son dos de los jóvenes que han sido contratados gracias a esta convocatoria. Ayman tiene 21 años y trabaja en el barrio del Raval, dando apoyo al equipo con las tareas de gestión, administración e intervención en el Centro Abierto. También ayuda con los cursos de castellano e informática. El trabajo de Sara, de 22 años, es muy similar, pero la lleva a cabo en Badalona, con los Petits del Centro Abierto Infantil La Betsaida, que tienen entre 3 y 5 años, y en Vincles, el espacio maternoinfantil para madres y sus criaturas, durante el mes de julio.
Ayman se marchó de Tánger cuando aún era menor, con 17 años. Pasó por Andalucía y acabó en Catalunya, donde continúa viviendo y espera que así sea durante mucho tiempo. Al cabo de seis meses de salir del centro de protección de menores donde fue tutelado, pero, se le venció el permiso de residencia, que no pudo renovar pasados dos años, precisamente una semana antes que empezara a trabajar en el Casal. “Es muy difícil vivir el día a día pensando que no puedo trabajar legalmente, que no puedo jugar a fútbol, que no puedo tener una vida estable”, recuerda. A pesar de encontrarse en una situación de irregularidad durante casi tres años, gracias a su referente encontró un piso de personas ex tuteladas y pudo estudiar un curso de dinamizador deportivo, un grado medio de control de calidad de alimentos, y un curso de acceso a grado superior de Integración Social.
Aymane Gharrafi: “Es muy difícil vivir el día a día pensando que no puedo trabajar legalmente, que no puedo jugar a fútbol, que no puedo tener una vida estable”
Sara es de Barcelona, y con 16 años pasó a ser tutelada, lo que ella describe como una oportunidad. Desde que estaba en el centro de protección, Sara tenía muy claro que tenía que ponerse a trabajar para conseguir una cierta estabilidad y autonomía. Actualmente, los y las jóvenes ex tuteladas tienen derecho a una prestación económica hasta los 21 años, prorrogable hasta los 23, si han estado como mínimo un año bajo la tutela de la administración; si es menos tiempo, tienen derecho a la prestación durante 12 meses. Cuando Sara dejó de ser tutelada, en haberlo sido menos de tres años, solo le correspondían 6 meses de prestación. Entre trabajo y trabajo, Sara ha continuado estudiando, tiene el curso de monitora y está cursando el Ciclo Superior en Dietética. “Gracias al trabajo en el Casal tengo estabilidad económica, que no da la felicidad, pero sí mucha tranquilidad”, explica.
Sara Toboso: “Gracias al trabajo en el Casal tengo estabilidad económica, que no da la felicidad, pero sí mucha tranquilidad”
Ambos están agradecidos por la oportunidad y muy contentos con el trabajo y el equipo de educadores, educadoras y voluntarias con los que están trabajando. “Me siento uno más del equipo, muy acogido y me encanta trabajar con niños y niñas”, dice Aymane sonriendo. Sara destaca la confianza, la libertad y el buen ambiente que se ha encontrado en el puesto de trabajo en el Casal.
A los dos jóvenes les quedan aún cinco meses de trabajo en el Casal por delante, donde continuarán aprendiendo sobre intervención y ocio educativo con niños, niñas, jóvenes y familias, y desarrollarán su vocación por el mundo social. Una vocación que esperamos que puedan aplicar en sus futuros trabajos.
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