Más de cincuenta jóvenes, voluntarios y educadores del Casal recorren a pie los más de 50 kilómetros que separan Barcelona de la cima de Montserrat. El esfuerzo, la superación personal y la cohesión de grupo son valores que hacen que caminar más de 15 horas valga la pena.
La tradicional subida a Montserrat, que se celebra en el Casal desde hace ya 23 años, tiene la capacidad de reunir a jóvenes y adolescentes de barrios distintos con el objetivo común de alcanzar la cima de la emblemática montaña. Este año, la participación ha sido muy diversa: se han sumado chicos y chicas dels Centres Oberts Adolescents del Raval y Santa Coloma , del Casal de Joves de Badalona, Santa Coloma y el Raval , además de contar con el soporte incondicional de varios voluntarios y voluntarias que participan en la subida desde hace años.
El primer grupo ha salido de la Rambla del Raval a media tarde ya lo largo del recorrido se han ido uniendo el resto de chicos y chicas. «Este año hemos tenido mucha suerte con el tiempo ya que ni nos ha llovido ni ha hecho frío, y aunque ha habido algún pequeño contratiempo, el último grupo ha llegado a Montserrat antes de las 12 del mediodía. El apoyo de los voluntarios y educadores ha vuelto a ser indispensable para lograr la cima, y aunque todo el mundo ha llegado muy cansado, la experiencia ha gustado mucho. Estoy seguro de que muchos repetirán el año que viene!» Cuenta Enric Canet, director de Relacions Ciutadanes del Casal y alma de esta iniciativa.
«La caminata es una prueba de superación personal ante un reto difícil de alcanzar, y para los y las jóvenes del Casal la cima significa mucho más que eso: es un acto que sirve para descubrir capacidades como el esfuerzo y la superación. Esto contribuye a su empoderamiento personal, un valor que trabajamos mucho en el Casal «explica Eva Ramos, educadora del Casal de Badalona-La Betsaida. También explica que durante las casi 15 horas de trayecto hay muchos momentos de frustración pero que, gracias al esfuerzo individual, y sobre todo al colectivo, se consigue que todo el mundo logre el objetivo. Eva hace hincapié en que el trabajo en equipo es indispensable y explica que alguna vez «ocurre que el joven que has animado a seguir caminando hace unas horas, es quizás el que después anima a otro a no abandonar. El apoyo de grupo es lo que crea vínculos, y esta unión es indispensable para salir adelante, no sólo para subir a Montserrat, sino sobre todo para superar el día a día. Fomentar la autonomía personal y al mismo tiempo hacer sentir a los jóvenes que no están solos es uno de los objetivos principales del Casal» concluye la educadora.
Hemos hablado con varios jóvenes del Casal de Badalona para conocer en primera persona la experiencia. Uno es Omar, que nos cuenta que aunque para él no supuso un gran esfuerzo físico porque está acostumbrado a hacer deporte, caminar de noche tantos quilómetros fue un gran reto: «El cansancio y las ganas de dormir fueron lo peor» nos cuenta. «¿Cosas buenas? El paisaje, el ambiente que se genera dentro del grupo y conocer gente nueva.» Por otra parte, Mohammed nos cuenta que para él subir a Montserrat ha sido no sólo un reto físico sino también personal y nos explica la importancia del trabajo en equipo: «En ningún momento me planteé abandonar la caminata. Hay gente que lo hubiera hecho, pero hay mucho apoyo de grupo: aunque no conozcas a la gente, los animas a seguir.» Un buen ejemplo es Anthony, que desde un principio no lo veía nada claro: «¡Pensaba que me quedaría dormido a mitad del camino! Pero te sientes más fuerte física y mentalmente porque es un reto que te propones, y llegar al final te aporta mucha satisfacción y alegría.»
Los tres jóvenes coinciden en que repetirán el próximo año y definen la experiencia como un equilibrio entre cansancio, dificultad, diversión y mucha satisfacción: «Aunque te sientas cansado a veces, al final sabes que puedes superar tus límites.» concluye Mohammed.