En el Casal dels infants acompañamos a niños, niñas, jóvenes y familias en grave situación de vulnerabilidad social. Muchos de estos niños, niñas y jóvenes son nacidos aquí en Barcelona, pero también hay muchas familias llegadas de otros países intentando encontrar un futuro mejor.
Desgraciadamente, ser una persona migrante todavía conlleva ver sistemáticamente vulnerados muchos de sus derechos, y en la mayoría de casos, condena a estos colectivos a la exclusión social.
Mañana, 18 de diciembre, es el día internacional de las personas migrantes, y en este artículo te queremos aclarar algunos concepros relacionados con la migración y explicarte cómo acompañamos a las personas migrantes desde el Casal dels Infants.
La persona migrante
La persona migrante es aquella que se desplaza de un territorio a otro para establecerse allí de una manera temporal o permanente.
Los y las migrantes se dividen en emigrantes e inmigrantes, según si se toma como referencia el país de donde se han marxado o bien el país donde han llegado, respectivamente.
En el contexto de la Unión Europea, se considera migrante la persona que establece la residencia habitual en un país de la Unión por un príodo mínimo de doce meses o la persona que deja de tener la residencia habitual en un país de la Unión por un príodo mínimo de doce meses.
Refugiado o migrante
La persona refugiada es aquella que se encuentra fuera de su país de nacionalidad o de residencia habitual y que no puede o no quiere volver allí porque teme por su integridad física, ya sea porque tiene temores fundados de ser objeto de persecución por motivos de etnia, raza, religión, sexo, orientación sexual, nacionalidad, opiniones políticas o pertenencia a un determinado grupo social, ya sea porque quiere evitar las consecuencias de un conflicto armado o de una situación de violencia permanente, la violación de los derechos humanos o los efectos de un desastre natural o humano.
La Convención de Ginebra de 1951 otorga la condición de refugiado a lasd personas perseguidas por motivos de etnia, raza, religión, sexo, orientación sexual, nacionalidad, opiniones políticas y pertenencia a un determinado grupo social.
Una persona no reconocida como refugiada según la definición de la Convención de Ginebra de 1951 y la del Protocolo de Nueva York de 1967 pero que no puede o no quiere regresar a su país de origen por razones válidas, es un refugiado de facto.
Los papeles
Una vez han llegado al país de destinación, las personas migrantes se encuentran en situación irregular y para regularizar su situación administrativa necesitan:
- Un permiso de residencia que las autorice a residir en ese país
- Un permiso de trabajo que las autorice a trabajar allí legalmente
En muchos casos, se consigue el primero pero no el segundo, y las personas migrantes se ven obligadas a trabajar sin contrato para sobrevivir. Trabajar «en negro» las hace todavía más vulnerables, no tienen derechos, están sometidas a abusos, a condiciones de trabajo infrahumanas, sin derecho a paro ni a baja por enfermedad.
Hasta ahora, para conseguir el permiso de trabajo se necesitaban unos requisitos inalcanzables que vulneraban gravemente los derechos de las personas migrantes, como explicábamos en este reportaje
Llegar a nuestro país es un camino muy duro para las personas migrantes, pero cuando llegan aquí siguen encontrando un montón de obstáculos que les hacen la vida muy y muy difícil.
Los menores extranjeros no acompañados
La llegada de menores, que emigran solos y sin acompañamiento familiar, no ha parado de crecer en los últimos diez años. Son jóvenes provenientes mayoritariamente de Marruecos y África subsahariana, que huyen de situaciones de guerra y violencia, y de contextos sociales y políticos que no les ofrecen ninguna posibilidad de futuro.
Los procesos migratorios de estos juóvenes son duros y peligrosos, ponen en riesgo la propia vida y acumulan mucho dolor y sufrimiento.
Es el caso de Abdoul, un joven participante del casal que emigró en compañía de su hermano desde Guinea Conakry con solo 14 años. A pesar de que su hermano perdió la vida mientras cruzaban en patera el mar de Alborán, la historia de Abdoul tiene un final feliz. Tras muchos años formándose y luchando, consiguió la oferta de trabajo que necesitaba para regularizar su situación administrativa, como te explicábamos en este artículo.
Afortunadamente los jóvenes migrantes ahora no lo tendrán tan difícil como Abdoul para conseguir sus papeles, porque finalmente se ha modificado el Reglamento de Extranjería, como venían reclamando las entidades sociales desde hacía demasiado tiempo. Es un paso adelante, pero incompleto.
La discriminación y el racismo
Estar en situación administrativa regular es uno de los principales objetivos de las personas migrantes y lo que les garantizará ser ciudadanos de pleno derecho.
Pero estas personas no solo sufren para conseguir sus papeles, las personas migrantes han de vivir constantemente la discriminación, la desconfianza y el racismo de gran parte de la sociedad.
La dureza de sufrir el rechazo de la gente que les rodea día tras día es una carga muy difícil de llevar. Personas que cuando les ven cambian de acera, que se agarran el bolso con fuerza por miedo a ser robadas, propietarios de pisos que no les quieren alquilar, insultos, miradas… El racismo está en todas partes, como nos explica en este vídeo Tchacka Doumbia, participante del Servicio de Transición a l’Autonomía del Casal para jóvenes sin hogar.
Acompañarlos en un camino lleno de obstáculos
En el Casal dels Infants velamos para que las personas migrantes tiren adelante en las mejores condiciones y no se queden atrás. Nos preocupamos por sus derechos y por hacerlos valer, i les asesoramos legalmente en aquello que necesiten a través de nuestro servicio sociojurídico.
A través de servicios de acompañamiento a las familias, niños, niñas y jóvenes, damos respuesta a sus necesidades, les facilitamos el aprendizaje del idioma, les damos un empujón hacia la autonomía.
Porque todos y todas tenemos derecho a una vida digna, independientemente de nuestro origen, género, condición o creencias.
Ayúdanos a continuar dando apoyo a los niños, niñas, jóvenes y familias que más lo necesitan. ¡Entre todas y todos lo haremos posible!