De acompañado a voluntario en el Casal Obert d’Adolescents de Salt

5/03/2018

Raúl, ¿cómo empezaste a participar en el Casal Obert d’Adolescents (COA?

Raúl – Empecé a participar en el COA en 2014, porque amigos que habían participado en el proyecto el verano antes de que yo me apuntara me lo recomendaron. Me comentaron que se hacían actividades que me parecieron interesantes. Contacté con Alícia, que entonces era la educadora, y me apunté.

¿Qué significa para ti el COA? ¿Qué te ha aportado?

R – El COA es un sitio para conocer a gente y hacer actividades que normalmente los adolescentes que participan no tendrían la oportunidad de hacer. También es un espacio para recibir apoyo en los estudios, un recurso que muchos tampoco tienen al alcance fuera del COA. Personalmente, el proyecto me acompañó en algunos momentos difíciles en el instituto, en los que tuve algunos problemas con profesores. Los educadores y las educadoras del COA me ayudaron a afrontarlos y a encontrar una solución.

Raúl: «Tuve algunos problemas con profesores del instituto. En el COA me ayudaron a afrontarlos y a encontrar una solución”

¿Tienes un recuerdo que sepas que te costará olvidar de tu participación en el COA?

R – Siempre recordaré el día que fuimos al rocódromo de Fornells. Fui pensando que sería una actividad más… ¡no sabía que me gustaría tanto, esto de escalar! Salía de una lesión a la mano que me había hecho jugando al fútbol, y había perdido un poco de fuerza. Pero me gustó tanto la actividad que pude subir la pared más alta que había. Estoy deseando repetir la experiencia.

Blanca, ¿cómo era Raúl cuando entró al COA?

Blanca – Cuando veníamos a hacer deporte, en el campo de fútbol era muy competitivo. Pero a la vez siempre le gustaba ayudar a los compañeros. Siempre estaba allí, sobre todo por temas como las mates  y otras cosas que normalmente son las que más nos cuestan a todos y a todas. Cuando ya había acabado los deberes, siempre daba una mano a quienes lo necesitaban.

La Blanca i en Raúl durant l'entrevista

Blanca y Raúl durante la entrevista

¿Esto es lo que os hizo pensar que se podría sumar al equipo como voluntario?

B – Cuando realmente nos dimos cuenta que despuntaba y que tenía mano para hacer de voluntario en el equipo fue este verano, estando de colonias en el pantano de Sau. Raúl es un chico al que le gusta mucho participar, y un día que hicimos kayak nos pidió repetir con el siguiente grupo. Los educadores nos pensábamos que iría a hacer carreras, que iría a “muerte” con el kayak… Y no fue así. Él y otro chico que ahora también es voluntario se pusieron cada uno con un adolescente que tenía problemas para ir con el kayak. Priorizaron ayudar a los demás a pasárselo bien.

Raúl, ¿cómo valoras haber pasado de participante a voluntario del COA?

R – Para mí es más responsabilidad. Cuando era uno más en el COA, sin ser voluntario, no tenía la obligación de ayudar a nadie, lo hacía porque quería. Si en algún momento me apetecía más ponerme a jugar a ping-pong, lo podía hacer. Ahora no, ahora prefiero –y es mi responsabilidad—ayudar siempre a aquella persona que lo necesita.

Blanca: «Creemos que es una buena herramienta hacer responsables a los mismos chavales que han participado en el COA, que sean los referentes de los pequeños. Siendo del territorio pueden ayudar de primera mano”

Y para ti, Blanca, ¿es importante que los chicos y chicas que han pasado por el proyecto se sumen al equipo?

B – Es uno de los ejes que intentamos potenciar. Creemos que es una buena herramienta para hacer responsables a los mismos chavales que han participado, que sean los referentes de los más pequeños, haciendo voluntariado o como educadores. Son chicos y chicas de Salt y se conocen con los participantes del instituto, de la escuela, de las plazas, de todos los espacios públicos de la ciudad. Generan mucho más vínculo siendo del territorio, tienen las herramientas al alcance, conocen más los servicios del entorno… pueden ayudar de primera mano.

La experiencia de Naima

El Casal Obert d’Adolescents (COA) no es el único proyecto del Casal dels Infants de Salt que ha incorporado al equipo a personas voluntarias que antes habían sido acompañadas. Hay otros casos, como los de Naima Lahrache.

En 2014 Naima tuvo a su quinto hijo, Ouassim. Hacía 11 años que había llegado a Salt proveniente de Marruecos. Una mujer marroquí le habló del Casal dels Infants, de todas las actividades que podría hacer allí con su bebé, y ella no se lo pensó dos veces. “Entré en el proyecto Vincles con Ouassim cuando él tenía seis meses. ¡Y qué suerte ha tenido! En este tiempo ha podido hacer cosas que sus cuatro hermanos no pudieron vivir”, explica.

La Naima amb joguines a l'aulta de Vincles
Naima con juguetes en el aula de Vincles

Del tiempo que participó en Vincles Naima recuerda especialmente los talleres de cocina y las charlas sobre la salud de los críos y las madres. También se vinculó al Casal Familiar, con el que hizo salidas a lugares que no conocía: “A finales del curso pasado fuimos con Eli –la educadora—al Caixa Fòrum. Había un montón de cosas que nunca había visto, en el museo, y a los niños y niñas les encantó”. Me llevé a mi hija Mariam. Parece mentira, porque hay poca distancia, ¡pero hasta entonces nunca había estado en Barcelona!”.

El año pasado, cuando ya se acababa el curso, Naima habló con Anna, educadora de Vincles. Le dijo que el año siguiente Ouassim entraría a la escuela, pero que ella quería seguir participando en Vincles como voluntaria. Anna, claro, se alegró de contar con ella en el equipo. “Es una experiencia muy bonita. Creo que las mujeres ven en mí la experiencia de tener cinco hijos, y yo sigo aprendiendo cada día. Ahora me gustaría ir mejorando el catalán”, asegura Naima.

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