Aprendemos el oficio de camarero en el restaurante La Poma

20/01/2025

 

En el límite del Raval y con vistas a la actividad y ajetreo de La Rambla de Barcelona, el restaurante La Poma acoge los y las participantes del Casal dels Infants del Raval, como parte de la formación de auxiliar de camarero y camarera del Punto Formativo Incopora (PFI). Esta es una oportunidad para que los y las jóvenes se formen y aprendan un oficio en un entorno laboral real, con el acompañamiento del equipo del Casal y de los profesionales del restaurante, y mejorar sus perspectivas de inserción laboral. 

Es la hora del desayuno, y dos de estos participantes recogen y preparan las mesas para volver a ser utilizadas en el buffet del hotel adjunto al restaurante, el hotel Royal Ramblas, tarea que los y las alumnas se van rotando durante la semana. Mientras, el educador referente del PFI del Casal dels Infants, Juan Carlos Blanco, da la bienvenida al resto, y se preparan para empezar la jornada.

La sesión de hoy forma parte de la formación técnica del curso de auxiliar de camarero que llevamos a cavo dentro del programa de Formación e Inserción Laboral del Casal dels Infants en colaboración con el restaurante La Poma. El PFI está enmarcado dentro del Programa Incorpora de la Fundación “la Caixa”, que trabaja en red con entidades sociales y empresas para impulsar la inserción laboral de personas en riesgo de exclusión social.

 

 

“Colaborar y tener este compromiso con el barrio para nosotros es muy importante, porque al final todo acaba revirtiendo, dentro de nuestro sector, de nuestro barrio y de la comunidad», explica Daniel Orobitg, director de Calidad y Recursos Humanos del restaurante La Poma. “Primero, porque los participantes tienen una oportunidad real de participar, bien sea con un contrato laboral o bien con unas prácticas, y también porque contribuimos a que la profesionalidad dentro del sector llegue hasta entornos donde los recursos no están tan bien repartidos», añade.

 

El valor añadido de formarse en un entorno laboral

El curso tiene una dedicación de 240 horas: 80 horas de competencias transversales, 80 horas de competencias técnicas y 80 horas de prácticas. De las primeras se encarga el Casal dels Infants y el equipo educativo. Incluyen el trabajo de competencias como el trabajo en equipo, la habilidad comunicativa o competencias digitales, completar los primeros pasos para la inserción laboral, como preparar el currículum, la carta de presentación o hacer simulacros de entrevistas laborales, así como tutorías de seguimiento y acompañamiento con el educador. 

El segundo paquete de horas, de competencias técnicas, se dedica al aprendizaje de los conocimientos teóricos del sector de la hostelería y su aplicación práctica. Así, cada mañana el grupo se reúne en el restaurante La Poma, donde tienen un espacio para aprender la teoría y practicar sin clientela: cómo llevar la bandeja, como preparar la mesa, como «desbarasarla», jerga del sector para referirse a retirar los platos, o cómo hacer cafés.

 

Una noia treballa a la barra del restaurant La Poma.

 

También participan en los servicios habituales del restaurante del desayuno y del almuerzo, en la barra y en la sala, ya de cara al público. «Aquí pueden romper el hielo. Pueden interactuar en tiempo real con el cliente, aplicar estos conocimientos básicos que han aprendido en la clase y encontrarse con los casos que se dan en el día a día y que pasan en la espontaneidad de un servicio», explica Orobitg. 

Los y las alumnas también han recibido formación de conocimientos más específicos, como de vinos y enología, de cafés con Novell, y un taller sobre la biografía de un hostalero con la Fundació Cassià Just – Cuina Justa.

 

Dues noies i un noi seuen escoltant la formació específica sobre el cafè.

 

 

Prácticas en La Poma y otros restaurantes

La última fase del curso es la de prácticas en un restaurante, que duran un mes. Los y las participantes lo afrontan con una mezcla de emociones.

Para Carla, de 18 años, le supone un poco de miedo y de alegría, «porque podré hacer lo que me gusta, pero me da miedo dejar mis amigos, mis compañeras y mi profesor». Ume, de 19 años, lo resume con nervios: «son más que nada nervios para el inicio de las prácticas, pero hemos trabajado todo lo que necesitamos aprender». Y Elisabeth, de 17 años, lo afronta con motivación: «tengo muchas ganas de presentarme y demostrar qué soy y lo que puedo dar, y lo que han enseñado aquí va conmigo de la mano«, explica.

Este es el objetivo del curso, que la formación que han recibido les abra puertas en el mercado laboral y les facilite conseguir un contrato laboral, así como mejorar la confianza en ellos mismos y sus capacidades y habilidades.

«Afrontan el mercado laboral sabiendo que podrás trabajar en una cosa que ya han estudiado y han visto, y no les sorprenderá cuando les hablen de una mise en place, los manden servir una cerveza o hacer un café, ya llevamos esta parte hecha. Entonces, también les aporta seguridad y autoestima, y creer que pueden hacerlo», enfatiza su educador, Juan Carlos Blanco. 

 

Alumnes de la formació de cambrer a La Poma del Casal dels Infants.

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