El problema de cómo regular el uso de pantallas de niños, niñas y adolescentes no es exclusivo de las vacaciones, desgraciadamente es una lucha constante en nuestro día a día con nuestros hijos e hijas y muchas de nosotras ya no sabemos cómo conseguir poner límites sin acabar en continuas discusiones y dramas familiares.
Ordenadores, tablets, móviles, televisión… si no lo regulamos, la exposición de nuestros hijos e hijas a las pantallas puede llegar a ser constante, brutal y muy perjudicial para su salud. Las tecnologías no son malas y nos ofrecen muchas ventajas en nuestro día a día, pero debemos hacer de ellas un uso consciente y responsable.
La mayoría de nosotros damos por sentado tener estos aparatos electrónicos en casa, pero existe una realidad muy distinta, la de las familias en riesgo de exclusión afectadas por la brecha digital, que no tienen acceso a recursos tecnológicos ni la educación y competencias para poder utilizarlos. Conócela en este reportaje de nuestro boletín.
Si creéis que vuestros hijos abusan de las pantallas, continuad leyendo, porque en este artículo encontraréis algunos consejos que os ayudarán a negociar con vuestros hijos e hijas y a regular las horas que pasan expuestos a pantallas.
Recomendaciones de la OMS
Los niños y niñas menores de dos años no deben ver la televisión, ni jugar con pantallas, según las pautas para menores de cinco años publicadas por la Organización Mundial de la Salud. Entre los dos y cinco años, se recomienda como mucho 30 minutos al día, y de seis a doce se aconseja una exposición a las pantallas de una hora máximo. De trece a dieciséis se limita a dos horas diarias.
Algunas consecuencias del uso excesivo de las pantallas en niños/as y adolescentes:
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Limitan la creatividad.
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Promueven la apatía y la pasividad.
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Crean dependencia.
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Aíslan del entorno, hacen perder el contacto con el mundo.
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Convierten a los usuarios en consumidores de contenidos con necesidad de recibir inputs constantemente.
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desvinculan de las personas del entorno (egoísmo).
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Absorben completamente, hacen perder la consciencia del paso del tiempo.
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Aportan un alud de inputs constantes y estresantes (hiperestimulación).
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Empobrecen las habilidades sociales, reducen las posibilidades de relacionarse con otras personas.
Además, la exposición a las pantallas afecta directamente a la calidad del sueño de nuestros hijos e hijas, y el buen descanso es fundamental para una buena salud y un buen desarrollo físico y cognitivo.
Muchos padres y madres os estaréis fustigando al comparar las recomendaciones con la realidad de vuestras casas. Tranquilos, hacemos lo que podemos, pero estamos a tiempo de mejorar y mostrar a nuestros hijos que hay mundo más allá de las pantallas.
Negociar
Nadie conoce a vuestros hijos e hijas mejor que vosotros, y debéis saber que, a parte de las recomendaciones de la OMS para cada edad, no hay unas normas generales universales, porque cada niño/a y cada familia son distintos y las condiciones a pactar para el uso de las pantallas también lo son.
Es importante negociar como padres y madres, y no como colegas, porque nos guste más o menos en este caso será necesario imponer algunas normas que queremos que se cumplan.
Negociaremos el tiempo de uso de los dispositivos electrónicos de cada niño/a o adolescente individualmente, entendiendo que debemos tener en cuenta el comportamiento y las circunstancias de cada niño o niña. Entre hermanos que tienen conductas y circunstancias similares podemos unificar las normas para que sean aplicables a todos.
Si un niño se porta bien y tienen un buen rendimiento escolar, quizás de vez en cuando le podemos dejar utilizar el ordenador o el móvil un rato más, y si en cambio vemos que se le está creando adicción y está dejando de lado sus obligaciones a causa de los dispositivos electrónicos, deberemos restringir más su uso.
Establecer normas
Establecer unas normas claras es fundamental para no estar continuamente discutiendo sobre el mismo tema con los menores de vuestra casa. Hablad tranquilamente con vuestros hijos e hijas para que entiendan que deben seguir ciertas normas y que no pueden estar todo el día enganchados a las pantallas.
Dejad bien claro:
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Qué pueden hacer y qué no con el móvil, ordenador, tablet…
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Cuanto tiempo pueden dedicarle
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En qué momentos pueden utilizarlo y en cuáles no
También es importante que observéis de cerca a vuestros hijos e hijas cuando estén utilizando los dispositivos electrónicos o jugando a un videojuego, para detectar si su comportamiento cambia (por ejemplo se ponen agresivos o irascibles) o les crea adicción.
Alternativas a las pantallas
Las vacaciones ofrecen la posibilidad de pasar muchas horas al aire libre realizando actividades divertidas y motivadoras para niños, niñas y adolescentes, o compartir momentos de calidad en casa sin los horarios y rutinas estrictas del resto del año.
Si los niños y adolescentes están entretenidos haciendo una actividad que les gusta, no nos pedirán el móvil ni echarán de menos los dispositivos electrónicos, y si lo hacen, será una señal de alarma que nos indique la dependencia que tienen y que debemos tomar medidas.
Ofrecedles alternativas atractivas para alejarlos de las pantallas y mostrarles que la diversión se multiplica cuando se experimenta con los cinco sentidos y se comparte con otras personas
Id de excursión a la montaña, a un parque acuático, haced deportes como kayak o windsurf… Y en casa nada de sofá, realizad manualidades, cocinad juntos o sumergiros en una buena historia con un libro (en este artículo encontraréis algunos trucos para fomentar el hábito de la lectura en vuestros hijos e hijas).
Podéis conseguirlo
No dudéis de que, siguiendo estas pautas, podéis conseguir reducir el tiempo de exposición a las pantallas de los niños, niñas y adolescentes.
Es muy importante que, además de establecer normas y ofrecer alternativas, prediquéis con el ejemplo y limitéis también las horas en que vosotros utilizáis los dispositivos electrónicos, y que vuestros hijos e hijas os vean disfrutar haciendo actividades sin pantallas de por medio.
Como en todo, en el abuso está el problema, pero haciendo un uso consciente y adecuado, los dispositivos electrónicos nos facilitan mucho la vida, los estudios y el trabajo.
Desgraciadamente, muchos niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad no tienen acceso a dispositivos electrónicos, a internet o la educación en las competencias digitales necesarias para utilizarlos. La brecha digital se hizo evidente durante los meses de confinamiento, en los que miles de niños y niñas en riesgo de exclusión no pudieron continuar el curso escolar a distancia porque no tenían los medios necesarios ni los conocimientos para hacerlo, pero es un problema que viene de lejos.
En el Casal dels Infants trabajamos cada día para combatir la brecha digital
¡Ayúdanos a continuar ofreciendo educación en competencias digitales en todos nuestros servicios para que ningún niño, niña, adolescente o joven se quede atrás!