Los chicos y chicas del servicio Dinem Junts, del Casal dels Infants de Santa Coloma de Gramenet, han estado trabajando a lo largo de este curso para investigar sobre cómo su barrio garantiza, o no, el cumplimiento de los derechos de los niños y niñas, como el derecho a la educación, al bienestar o la libertad de expresión. El resultado de sus descubrimientos ha sido un proyecto audiovisual hecho por los participantes y el equipo educativo.
La idea de hacer un vídeo sobre este tema arrancó a partir de la celebración del Día Universal del Niño, el 20 de noviembre, y de la reflexión sobre cómo el barrio y el entorno de los chicos y chicas o bien facilitaba o bien limitaba aquellos derechos más cercanos y fáciles de trabajar desde una mirada socioeducativa.
“Nuestro objetivo era crear un impacto, denunciando que hay cosas que no funcionan bien y que los chicos y chicas tienen mucho que decir sobre esto”, explica Yurena Garcia, educadora Responsable del servicio RAI ESO Santa Coloma de Gramenet.
Primero, los 25 chicos y chicas de Dinem Junts se dividieron en dos grupos y salieron a la calle con los educadores para hacer el trabajo de campo: observaron, de manera crítica, aspectos positivos y aspectos a mejorar, y hablaron con la gente del barrio sobre sus experiencias en la ciudad. En la segunda fase del proyecto, los dos grupos se juntaron para compartir la información y las impresiones que recogieron, y reflexionaron conjuntamente sobre lo que habían visto. La tercera fase fue volver a salir a la calle, alrededor del Institut Terra Roja, esta vez para fotografiar, grabar y documentar el entorno para denunciar que aspectos limitaban los derechos de los niños y niñas y destacar aquellos que los facilitaban.
Se centraron en el derecho a la educación, a la libertad de religión, al bienestar, a la salud, al juego y el recreo, a la protección contra el uso y el tráfico de drogas y el derecho a la libertad de expresión. Vieron como el barrio, en general, facilita el cumplimiento de derechos, como el de la educación con muchas escuelas e institutos, o el de la libertad de religión. Pero, también encontraron que había aspectos donde se limitaba este cumplimiento, y sobre los cuales los chicos y chicas pensaron en propuestas de mejora: escribir un decálogo para una buena utilización de los parques, abrir las pistas para que puedan jugar niños y niñas, hacer una instalación artística para concienciar sobre las consecuencias de las drogas y poner un buzón en las escuelas para recibir propuestas de los jóvenes.
A pesar de saber, previamente a la observación y el análisis, que no se cumplen todos los derechos de los niños, chicos, chicas y equipo educativo quedaron impactados por algunos descubrimientos. “Nos quedamos sorprendidas por algunos de los derechos que se limitaban. El parque estaba sucio, con cacas de perro y basura, y también encontramos bolsitas que contenían ciertas sustancias. Todo el mundo sabe que en el parque hay tráfico, pero eso lo evidenció aún más”, detalla Yurena.
Después de un curso de recogida de información, reflexiones y pensar en propuestas de mejora, éstas se han compartido con el instituto. El próximo paso será hacer un llamamiento a la acción y continuar trabajándolo durante el próximo curso.
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