En el patio del CEIP Tanit de Santa Coloma de Gramenet se imponía el calor y la sensación extraña de las escuelas vacías. Estábamos a finales de julio, y no había ningún rastro del alboroto habitual durante el curso escolar. Tampoco de las risas de los niños y niñas del casal d’estiu (casal de verano) del Casal dels Infants –estaban de colonias en Borrassà, en el Alt Empordà–. En el interior del edificio, sin embargo, en una esquina del comedor tocando a la cocina, cuatro madres, sus hijos y dos educadoras comían.
Hamida y Sofía, cada una con un crío y otro en el cochecito, eran las más parlanchinas. Comentaban con Jenny y Judith, las dos educadoras, como Abdur Rahman, hijo de Sofía, se estaba acabando el pescado rebozado. Unas semans antes, segurament no lo hubiese probado. El hijo mayor de Paramjit, Armandeep, controlaba que el pequeño, Gurman, no se levantase de la mesa hasta que no hubiese acabado de comen. Aramandeep ya hacía cuarto de Primaria, y acompañaba cada día a su madres y su hermano para distraerse y echar una mano. Harpreet tenía a Angelina en la falda y a su lado a Aryan, que iba a empezar la escuela en septiembre.
La necesidad y el trabajo en red
“La idea –explicaba Jenny—surgió a raíz de la colaboración con Fundació Probitas, que ofrece un apoyo extraordinario para garantizar comidas saludables durante las actividades de verano del Casal dels Infants”. En el caso de los niños y niñas menores de 3 años de Salt y de Santa Coloma de Gramenet, se pensó que esta comida equilibrada diaria formaría parte de un proyecto nuevo. “Se quería trabajar con niños que se tuviesen que incorporar a la escuela y con sus familias, para reforzar conjuntamente los hábitos y los conocimientos del sistema educativo necesarios para empezar P3”. El proyecto se llamó AP3, un nombre que hace pensar en una autopista, un carril rápido –y seguro—para llegar a la escuela bien preparados y preparadas.
Jenny: “Se quería trabajar con niños que se tuviesen que incorporar a la escuela y con sus familias, para reforzar conjuntamente los hábitos y los conocimientos del sistema educativo necesarios para empezar P3”
Pero, ¿hace falta prepararse para entrar a P3? Sí, es una necesidad que el Casal dels Infants ha detectado trabajando en red con las escuelas. “Son niños y niñas que no han ido a jardines de infancia ni han compartido mucho tiempo con compañeros de su edad. Necesitan adquirir hábitos básicos de rutinas, de higiene y de autonomía”, comentaba Jenny. Según el informe sobre la igualdad de oportunidades en la educación infantil (0-3 años) elaborado por el Síndic de Greuges de Catalunya, en el curso 2013-2014, en Santa Coloma de Gramenet sólo el 17% de los niños de 0 a 2 años fueron escolarizados, la segunda tasa más baja entre los municipios de más de 10.000 habitantes de Catalunya. El peor de los índices lo tenía justamente Salt, donde sólo se escolarizaron el 14% de los menores de 2 años. La media en Catalunya era del 36%, más del doble que en Salt y en Santa Coloma de Gramenet.
La siesta es uno de los hábitos que es necesario adquirir para empezar P3. Una vez acabada la comida, Hamida, Sofia, Harpreet y Paramjit entraron en un aula con sus hijos y bajaron las persianas para que les entrara el sueño. Les costó conseguirlo, no obstante, por falta de costumbre. Aun así, aprovecharon el rato para leer libros con los pequeños encima de unos colchones. Una buena herramienta para mejorar el catalán y el castellano antes de empezar el curso. “La mayoría de las familias son recién llegadas. Aunque llevan entre 4 y 8 años aquí, no tienen mucha relación con el entorno. Algunas casi no hablan catalán ni castellano”, comentaba Jenny. A Harpreet y Paramjut, ambas indias, les costaba bastante expresarse, y las educadoras habían tenido que buscar maneras muy básicas y visuales para hacerse entender.
Con la comida digerida y habiendo leído un poco, madres e hijos se separaron en dos espacios, como habían hecho por la mañana después de desayunar –AP3 empieza a las 9.30h y acaba a las 14.30h–. En un aula los pequeños hacían actividades con Judith, la educadora infantil. En otra, justo al lado, las mujeres se familiarizaban con el sistema educativo con el apoyo de Jenny. Ellas retomaban en aquel momento lo que habían estado haciendo a primera hora: coser una bolsa de tela para meter llevar el desayuno de sus hijos. Era un buen momento para que explicaran cómo les estaba yendo la experiencia de AP3.
Ubicarse y coger seguridad
“Yo llevo a mi hijo a Aspanide, y la profesora me recomendó que viniese aquí”, empezó a decir Hamida. En Aspanide trabajan con Omar las dificultades que tiene para comunicarse, y pensaron que el Casal dels Infants lo podría ayudar a progresar durante julio. “Nos preparamos para ir al cole. Antes, no sabía cómo le iría en septiembre, si podría bajarse los pantalones solo al hacer pipí, si comería él solo… ¡Nunca comía solo, pero ahora sí! ¡Lo tengo en fotos!
Mientras su madre hablaba, en la otra mesa Omar hacía una bola con plastilina gris y la aplastaba contra un molde para que saliera un león. Abdur Rahman se concentraba en una figura más bien abstracta, Gurman se ayudaba con un cuchillo de plástico y Aryan prefería hacer volar un helicóptero de juguete. Judit, atenta a que todos compartieran las cosas y jugaran sin conflicto, un valor importante para la socialización.
Las madres seguían cosiendo. Ahora hablaba Sofia. Para ella no era una novedad, formar parte del Casal dels Infants, ya que durante el curso participaba con su hijo en el proyecto maternoinfantil Vincles (Vínculos) desde que él tenía 4 meses: “En seguida le gustó. Perdió la vergüenza a la hora de relacionarse con otros niños y niñas. Yo conocí compañeras y les pude explicar mis sentimientos”. Las cifras del Casal dels Infants dan la razón a Sofia: un 90% de las mujeres que han participado en Vincles han mejorado la capacidad relacional y expresan una mejora en su bienestar general; el 85% de los niños y niñas han progresado significativamente en su desarrollo y en la adquisición de hábitos y rutinas.
Sofia: «Abdur Rahman perdió la vergüenza a la hora de relacionarse con niños y niñas. Yo conocí compañeras y les pude explicar mis sentimientos”
Sofia, que es paquistaní, explicaba que había vivido en Tarragona al llegar a Catalunya. Después de haber empezado a estudiar un máster en Relaciones Euromediterráneas en la Universitat Rovira i Virgili, se había quedado embarazada de Abdur Rahman y había tenido que dejarlo. Quería reprender los estudias más adelante.
Mientras, Hamida había avanzado con la bolsa del desayuno. Ya tenía bordado “Omar”. “Yo quiero que mi hijo trabaje, en el futuro –decía”, pero veo pocos extranjeros en buenos lugares. A menudo se nos dice “no”. Esperamos que esto cambie, ¿por qué no? Proyectos como los del Casal dels Infants ayudan, está claro. Aquí todos somos iguales y trabajamos juntos”.
Llegaba la hora de recoger, y Jenny aprovechó para recordar a las madres que los niños y niñas tendrían que llevar a la escuela ropa de recambio en la mochila, por si se ensuciaban o se mojaban. Las mujeres la escuchaban atentas: “Son cosas muy básicas, pero les sirven para ubicarse, entender qué espera la escuela de ellas y qué pueden esperar ellas de la escuela”, comentaba la educadora. “Los niños han descubierto un espacio de relación donde se sienten a gusto, y cuando empiece la escuela, todo les sonará y les dará seguridad”.
Antes de irse, una duda que saltaba a la vista: ¿Cuál es el papel de los padres en esta preparación para la escuela? “Es cierto que AP3 es un espacio que se había pensado para padres y madres –explicaba Jenny–, pero, por las características de la población acompañada, solo han venido mujeres. Los hombres están todo el día en el trabajo y ellas se ecargan de la educación de los hijos. Por suerte, algunos de ellos sí que han mostrado interés y han venido a algunas de las salidas”. Como en la escuela, en AP3 también se aprende fuera del aula. En el caso de Santa Coloma de Gramenet, madres e hijos fueron a la biblioteca, a la piscina y al parque de Can Zam.
Ahora sí, recogida de los materiales y para casa. Justo después de cerrar la puerta de la escuela, como si ya las añorara, Jenny revelaba cómo se las habían apañado ella y Judith para entenderse tan bien con las mujeres en pocas semanas: “Las hemos escuchado, las hemos acompañado y, en definitiva, las hemos tenido en cuenta”.