Es extraño entrar en un centro abierto y que no haya alboroto, que se escuche el ruido de voces que hablan y hacen bromas, o la melodía de la última canción o videoclip. Hoy el Centro Abierto Adolescente (COA) del Casal dels Infants en el barrio del Raval se caracteriza por estar en silencio; un silencio que los chicos y chicas necesitan para concentrarse en las diferentes partidas de la liga de ajedrez que está teniendo lugar esta tarde de jueves de talleres.
La liga de ajedrez empezó a finales de enero por la iniciativa de Dany, participante de COA 2. Dany lo propuso como taller para este segundo trimestre, ya que cada tarde de jueves los chicos y chicas de COA se dividen en grupos según el taller que han escogido, de un catálogo elaborado por las propuestas de los mismos jóvenes y valorando su viabilidad y recursos necesarios. “En la escuela hicimos una liga de ajedrez, y como me gusta jugar lo propuse como taller mientras hacíamos rotllana”, explica Dany.
El pasado trimestre hicieron talleres de baile, básquet y fotografía, y este segundo trimestre podían escoger entre teatro social, yoga y ajedrez. La propuesta del ajedrez fue todo un éxito: 21 personas se apuntaron al taller. Como el objetivo es que jueguen con todos los que participan en el taller, cada uno tiene que hacer 20 partidas antes que llegue la semifinal, donde participan los cuatro chicos y chicas con mejor puntuación, para que dos pasen a la final que se celebró el 24 de marzo.
El sistema de puntuación da 0 puntos a la persona que ha perdido una partida, 1 punto para cada jugador si hay un empate -también conocido como ‘tablas’-, y 2 puntos para quien gana la partida. Así, cada tarde de jueves los chicos y chicas se ponen a jugar entre dos y tres partidas de ajedrez, enfrentándose a cada compañero y compañera, y apuntando los puntos que hacen.
Saber jugar al ajedrez no era un requisito para poder apuntarse al taller, como Zulekha, de COA 1, que se apuntó expresamente porque quería aprender a jugar. “No sabía jugar al ajedrez, y cuando los compañeros y compañeras jugaban no sabía qué hacer, así que me apunté para ver cómo es, cómo funciona y aprender las normas”, recuerda.
Antes de empezar con la liga, pues, se hizo una sesión introductoria donde se explicó el funcionamiento del ajedrez y sus normas, y se repartieron por niveles para empezar a hacer partidas. Aquellas personas que tenían más nivel ayudaron a las que no habían jugado nunca, así como dos voluntarios que les han acompañado durante el taller.
Jugar al ajedrez tiene múltiples beneficios, también a nivel pedagógico y socioeducativo. Se trabaja la toma de decisiones, la previsión de las consecuencias antes de actuar, el cálculo, el pensamiento lógico y la estrategia. También despierta la imaginación de los jugadores, teniendo que pensar diferentes maneras para intentar ganar la partida. Favorece la capacidad de concentración y un ambiente de silencio y tranquilidad. “Necesito mucho silencio jugando al ajedrez, porque cada ficha siempre puede hacer algo, y si estoy escuchando otra cosa y no me deja concentrar, me pueden matar y perder la partida”, señala Zulekha. Es también una herramienta unificadora, ya que todo el mundo puede jugar al ajedrez, independientemente de la clase, género, edad, y es universal, porque se practica en diferentes países y culturas.
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